En un post anterior “despotriqué” un poco sobre el nuevo escritorio
de Ubuntu 11, Unity. Con la distro 11.04 se daba la opción de desactivar
ese nuevo escritorio tipo “iphone” y volver al clásico -en mi caso-
Gnome.
Pues bien, eso es ya agua pasada. Hace un par de días “recibí” la visita
de una ventana del Gestor de actualizaciones que me ofrecía las de
turno de la distribución o ¡tachán! la posibilidad de hacer un upgrade
de versión. Ni corto ni perezoso procedí a actualizar todo-todito-todo
en ese plan desatendido tipo Windows ¡cómo iba a dejar de pasar
semejante oportunidad! Tener ¡ya! la 11.10, imposible dejarlo ir…
Y tras las lágrimas de felicidad al ver
como poco a poco en mi cuasi-vetusto portátil se había acomodado el
Oneiric Ocelot llegaron las de ¿indignación? al ver que de nuevo se
había colado Unity y campaba por sus respetos. ¿Pero no le había dicho
yo a ese modernísimo escritorio que tuviera a bien dejar paso a sus
mayores? Sí, se lo había dicho, contestándome el susodicho modernismo
que el clásico escritorio había dejado ya el servicio activo en Ubuntu y
tomado él su lugar.
Así las cosas, he decidido que “me gusta” el novísimo escritorio de mi
recién estrenado Ubuntu 11.10, orientado a las pantallas táctiles de los
dispositivos portables vista la forma en que ocupa casi todo el espacio
disponible en ellas, lo que es, hay que decirlo, de agradecer.
De todos modos, ya iré desgranando más pensamientos en voz alta por
aquí, a ver si así consigo acostumbrarme a estas modernidades.
Un cordial saludo,
No hay comentarios:
Publicar un comentario