jueves, 2 de septiembre de 2010

Windows 7

Sí, ya se que este blog estaba dedicado a Linux y mis devenires, pero como ahora mismo tenemos Windows 7 en el mercado, hay quien está migrando desde WinXP a “lo último”. Yo, en casa tengo aún WinXP, ya que según he leído por ahí Microsoft aún va a dar soporte (parches y actualizaciones) hasta el año 2020, lo que de momento me parece suficiente ;)
Pero, vamos al tema de hoy: instalar Windows 7 en un disco que previamente hemos formateado y en el que hemos hecho una partición para el sistema operativo y otra para almacenar datos. El motivo no es otro que prevenir la pérdida de todos esos archivos y fotos que guardamos con el fin de ordenarlos y que no se pierdan… y que al final olvidamos que tenemos guardados, y que con demasiada frecuencia se “pierden” cuando nos tienen -o tenemos- que reinstalar el sistema operativo y quien nos lo hace no sabe o no está dispuesto a recuperar (¡Eh! Yo lo recupero -mira en la columna de la derecha).
Bien, ya tenemos hechas las particiones, y empezamos. Lo primero es asegurarnos de que en la secuencia de arranque de nuestro equipo la opción de iniciar desde el lector de DVD está antes que desde el disco duro. ¿Qué cómo se hace? Pregunta a San Google o pídeselo a tu “técnico”. Una vez configurada la BIOS, vamos al lío.
Arrancamos el ordenador e introducimos el DVD con el software en el lector. El sistema buscará en él y comenzará el proceso de instalación.
Lo primero que nos pedirá será el tipo de instalación: de 32 o de 64 bits. ¿Que no sabes…? Ya no hago comentarios. En mi caso, como es un equipo “veterano” -como todo mi hardware- tengo que elegir la de 32bits.
Después vamos a tener que elegir en qué partición queremos instalarlo: elegimos la primera (la otra será en la que guardemos los datos). Y empieza la instalación como tal, en la que se nos muestra una ventana con los distintos pasos: “Copiando archivos de Windows… Expandiendo archivos de Windows… Instalando características… Instalando actualizaciones…”. Cuando termina, se reinicia por primera vez (ya nos avisó antes de que se reiniciaría varias veces). Luego se vuelve a reiniciar… y comienza a prepararse para el arranque por primera vez.
En este primer arranque nos pide un nombre de usuario  para la cuenta (que será la del Administrador del sistema) y un nombre de equipo. Y después, la contraseña.
Tras el paso anterior llega el momento de introducir la clave de producto, o la opción de activarlo automáticamente cuando esté conectado. En mi caso, la segunda opción.
Ahora viene la ventana de la “Protección del equipo y mejora de Windows automáticamente”. Elegimos la que nos interese, que en mi caso vuelve a ser la recomendada. ¿Adivinas cuál es?
Llega el momento de decirle al equipo dónde y cuándo: configuración de fecha y hora. Y una vez establecidas ambas llegamos a que “Windows está finalizando la configuración”.
Y, en un nuevo arranque, ya tenemos Windows 7 funcionando a las mil maravillas. Ahora sólo nos queda instalar, para tener un sistema básico, un antivirus. ¿Cual? ¿Qué color te gusta más? Pues eso, cada uno tiene sus preferencias. Yo, por si sirve de ejemplo, en este caso he instalado “Microsoft Security Essentials”, gratuito… ¡siempre y cuando el sistema operativo sea genuino! A ver que tal funciona; en otros equipos tengo el Avast, el Avira y ClamAv (éste está en “prácticas”).
Y a funcionar. Otro día seguiremos con qué otro software instalar para tener un equipo decente y funcionando.