Quick Defrag ha sido mi “invitado sorpresa” de hoy. Una llamada
telefónica me “pedía socorro” porque su ordenador se había quedado sin
espacio en el disco duro, y en el escritorio (de Windows una vez más)
había aparecido un icono de acceso directo a nuestro ya enemigo.
Sorprendido, ya que ese ordenador lo estuve supervisando el día 31
por la tarde y comprobé que tanto el antivirus (Avast, en su versión
gratuita) como el antispyware (Windows Defender) estaban actualizados,
realizando un escaneo con ambos, me he puesto manos a la obra… ¡a más de
300 Km de distancia!
Petición de acceso remoto
(soporte realizado desde Windows) y autorización de acceso al ordenador
infectado. Efectivamente, había algo “raro” en esos iconos de
defragmentador (2) que estaban “instalados” en la barra de tareas, así
como en los continuos mensajes de “disco duro lleno”, “disco duro
desaparecido”, “necesita un desfragmentado urgente” y algún otro de ese
tipo. Y no bastando con eso, se iniciaba (o no) el Quick Defrag,
ayudando a asustar al usuario, y acompañado de errores a la hora de
iniciar Internet Explorer y algún otro programa (es parte de la táctica
el hacer creer que el sistema está realmente mal), ralentizando el
ordenador y pidiendo reinicios.
Al final hemos conseguido “desfragmentar” al troyano encontrando en qué
rincones se escondía para volver una y otra vez, eliminarlo del disco
duro y “dar del alta” al pobre ordenador.
A la vista de la “incidencia” de hoy, vuelvo a recomendar atención a la
hora de abrir los adjuntos de los correos electrónicos, las páginas web
que se visitan y los programas “gratuitos” que se descargan desde según y
dónde, ya que este rogue-antivirus (falso software de
seguridad) se ha instalado automáticamente por alguna de esas acciones
un tanto osadas que os menciono más arriba y contra las que poco pueden
hacer antivirus y demás que tengamos y que nos hacen sentirnos seguros.
En fin, ¡Feliz Año 2011! que aún podemos con los “malos”
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