Sí, ya se que este blog estaba dedicado a Linux y mis devenires, pero
como ahora mismo tenemos Windows 7 en el mercado, hay quien está
migrando desde WinXP a “lo último”. Yo, en casa tengo aún WinXP, ya que
según he leído por ahí Microsoft aún va a dar soporte (parches y
actualizaciones) hasta el año 2020, lo que de momento me parece
suficiente
Pero, vamos al tema de hoy: instalar Windows 7 en un disco que
previamente hemos formateado y en el que hemos hecho una partición para
el sistema operativo y otra para almacenar datos. El motivo no es otro
que prevenir la pérdida de todos esos archivos y fotos que guardamos con
el fin de ordenarlos y que no se pierdan… y que al final olvidamos que
tenemos guardados, y que con demasiada frecuencia se “pierden” cuando
nos tienen -o tenemos- que reinstalar el sistema operativo y quien nos
lo hace no sabe o no está dispuesto a recuperar (¡Eh! Yo lo recupero
-mira en la columna de la derecha).
Bien, ya tenemos hechas las particiones, y empezamos. Lo primero es
asegurarnos de que en la secuencia de arranque de nuestro equipo la
opción de iniciar desde el lector de DVD está antes que desde el disco
duro. ¿Qué cómo se hace? Pregunta a San Google o pídeselo a tu
“técnico”. Una vez configurada la BIOS, vamos al lío.
Arrancamos el ordenador e introducimos el DVD con el software en el
lector. El sistema buscará en él y comenzará el proceso de instalación.
Lo primero que nos pedirá será el tipo de instalación: de 32 o de 64
bits. ¿Que no sabes…? Ya no hago comentarios. En mi caso, como es un
equipo “veterano” -como todo mi hardware- tengo que elegir la de 32bits.
Después vamos a tener que elegir en qué partición queremos
instalarlo: elegimos la primera (la otra será en la que guardemos los
datos). Y empieza la instalación como tal, en la que se nos muestra una
ventana con los distintos pasos: “Copiando archivos de Windows…
Expandiendo archivos de Windows… Instalando características… Instalando
actualizaciones…”. Cuando termina, se reinicia por primera vez (ya nos
avisó antes de que se reiniciaría varias veces). Luego se vuelve a
reiniciar… y comienza a prepararse para el arranque por primera vez.
En este primer arranque nos pide un nombre de usuario para la cuenta
(que será la del Administrador del sistema) y un nombre de equipo. Y
después, la contraseña.
Tras el paso anterior llega el momento de introducir la clave de
producto, o la opción de activarlo automáticamente cuando esté
conectado. En mi caso, la segunda opción.
Ahora viene la ventana de la “Protección del equipo y mejora de
Windows automáticamente”. Elegimos la que nos interese, que en mi caso
vuelve a ser la recomendada. ¿Adivinas cuál es?
Llega el momento de decirle al equipo dónde y cuándo: configuración
de fecha y hora. Y una vez establecidas ambas llegamos a que “Windows
está finalizando la configuración”.
Y, en un nuevo arranque, ya tenemos Windows 7 funcionando a las mil
maravillas. Ahora sólo nos queda instalar, para tener un sistema básico,
un antivirus. ¿Cual? ¿Qué color te gusta más? Pues eso, cada uno tiene
sus preferencias. Yo, por si sirve de ejemplo, en este caso he instalado
“Microsoft Security Essentials”, gratuito… ¡siempre y cuando el sistema
operativo sea genuino! A ver que tal funciona; en otros equipos tengo
el Avast, el Avira y ClamAv (éste está en “prácticas”).
Y a funcionar. Otro día seguiremos con qué otro software instalar para tener un equipo decente y funcionando.