jueves, 14 de abril de 2016

El cole del Alpartir. Porque no todo es informática

Si hay algún "habitual" del blog ya se habrá dado cuenta de que soy bastante perrángano a la hora de escribir salvo que de repente me encuentre con algo que me remueva. Y hoy (ayer) lo hubo: esta noticia.

Ha reafirmado lo que desde hace un par de cursos vengo leyendo por ahí... ¡y sentí la primera vez que visité el cole de Alpartir con ocasión de dar una charla del Plan Director!

Pagado de mí llegué al cole con la vana idea de "impresionarles" porque, sabiendo que estaban implicados con el software libre (que no necesariamente gratuito) llevaba una distro de Vitalinux (antes de que evolucionara a VitalinuxEdu-DGA) y mi presentación en Libre Office Impress. Y hasta ahí llegué.

La cosa empezó "rara" porque aún sabiendo vía mundo 1.0 que para llegar hasta Alpartir tenía que coger una carretera que sale desde La Almunia decidí fiarme de Google Maps -por eso de que soy tecnológico- y ¿cómo lo diría? me llevaba por caminos y carreteras que no merecían tal nombre. Al final llegué, pero por la puerta de atrás y por una carretera en la que no figuraba ni el nombre del pueblo a la entrada -mal rollito, pensé-, y me planté en la puerta del cole. Y ya se respiraba... de un modo distinto.

¿Y cuándo entré? Me encontré con la ¿antítesis de lo que debería ser un colegio? Una mezcla de colegio con cuarto de estar con habitación de niños... ¿ecléctico? No supe definir, ni ahora lo haría con certeza ni justicia qué fue lo que sentí, cómo me sentí. Bueno, sí; me sentí como en casa, como si fuera otro más dentro de la escuela. Aún no habían empezado las clases de la tarde, pero había algún ¿profesor?, algún ¿alumno?, algún ¿padre, abuelo...? Había gente... ¡Perdón! Había personas yendo y viniendo como por su casa, y mi cabeza como la de la niña de El Exorcista, dando vueltas y vueltas mirando a todos lados y sin creer en que tal ¿desorden? pudiera ser bueno. De repente aparece José Antonio, y ¡sí! mi cabeza dejo de dar vueltas por fuera y empezó -buenos modales- a hacerlo por dentro: ¿Qué hace un tipo con semejante acento granaíno en mitad de un pueblecico maño? Decir que me sentí descolocado es decir poco; aún espero -y creo, porque me sigue dirigiendo la palabra- que acerté a salir con cierta dignidad y retener el poco aplomo que me quedaba ¡que ya no me hizo falta!

Tan pronto comenzamos a hablar me quedé cautivado por la naturalidad con que tanto él como el resto de las personas, mayores y pequeñas que por allí pululaban, me hablaban: era normal que yo estuviera allí ¿por qué iba a ser algo extraordinario? Y eso fue como el bálsamo de Fierabrás: todo curado, nervios fuera... ¿de qué había de maravillarme si todo lo que ocurría entre esas cuatro paredes era perfectamente comprensible y parecía apropiado? ¡Ah! Espera. Lo que ocurre es que ponen en práctica lo que en la página web del cole dicen: "Para educar a un niño hace falta la tribu entera". No, no es postureo; es una forma de entender la educación.

Y luego, la, las charlas. ¿Que qué tal fueron? Ni me acuerdo, ya que todo lo que se me quedó grabado tras "llegar a mi casa a charlar con mis amigos -pequeñas personas primero y después sus padres-" fue que al terminar se me acercó una niña de unos ocho años y, dándome un "cuadernillo" artesano con dibujos me dijo: "Toma. Te lo hemos hecho ¡mi hermana pequeña! y yo mientras estabas con nuestros padres". No me la comí a besos y achuchones por aquello de "mantener la compostura y bla...bla...bla" pero baste confesar que a fecha hoy, un año después, ese dibujo me sigue acompañando como fondo de escritorio de mi teléfono móvil.

Si a mí en un par de horas de visita me marcó ese colegio ¿cómo c### no va ser reconocida su labor por quiénes, como Ashoka en este caso, saben reconocer la excelencia allí dónde la encuentran?

Muchísimas gracias José Antonio, como cabeza visible de un magnífico e implicadísimo equipo docente, por la labor que hacéis. Ojalá fueseis como una infección sin cura en la educación española, europea, mundial... Porque sí, el ###dito dinero hace falta, pero habéis sido capaces de demostrar, de gritarle al mundo, que cuando se quieren hacer bien las cosas, se hacen: son las personas quiénes lo consiguen.

¡Gracias!
¡Ah! ¿Qué queréis ver "mi" fondo de escritorio? Sea... Y me entenderéis.


No hay comentarios: