lunes, 14 de marzo de 2016

Hacker por un día

Poco me imaginaba yo dónde me metía aquél día, ya pasadas las vacaciones del verano del 2013, cuando apareció "un jefe" con un marrón: buscaba "alguien" que quisiera hacerse cargo de unas charlas de formación en seguridad informática para profesores "Ramón y Cajal" de entonces MIA de ahora, vamos, coordinadores de informática en los colegios aragoneses. Cabezas bajas las que no negaban fehacientemente, excepto las del único "destalentao" al que le pareció un reto y la de otro compañero que, por motivos familiares se quedó en el camino.

"Prepárate algo para ayer y zumbando". No debió salir tan mal en noviembre cuando tuvimos que repetir en febrero, lo que puso la primera "piedra millar" de mi camino. Empezaba a flotar un aura de responsabilidad auto-impuesta en el ambiente.

Así, a ratos robados al sueño (os suena ¿verdad?) vas auto-formándote: en páginas de institutos oficiales en un principio, asistiendo a eventos en los que asusta el nivel de conocimiento de los ponentes, en blogs de gente cuyos nombres te empiezan a ser familiares... Y un buen día te encuentras con que tu TL de Twitter ha despertado la curiosidad de algunos de esos "intocables", enseñantes natos, desinteresados y entregados a partes iguales, por cuyas charlas eres capaz de recorrer cientos de kilómetros en autobús. El aura de responsabilidad se hace losa: ahora, esas personas a las que admiras van a leer tus tuits, tus pensamientos, tus locas ideas en ocasiones lanzadas sin un segundo pensamiento... ¡Joder! Que aunque no me conozcan los tengo ahí; que probablemente no me lean como yo les leo a ellos, pero seguro que si cuelo alguna tontería eso sí lo lean.

Y un día que tienes la suerte de que una de esas figuras da una charla "en casa" vas a verla, disfrutas escuchándola, envidias la soltura, cuánto sabe ¡y cuánto disfruta! haciéndolo, que al acabar no puedes sino acercarte para darle las gracias... ¡y acabas tomándote un café con ella! Sí, eres , quien convirtió ese café en otra "piedra millar" y un punto de no retorno.

Y no hace ni un mes que recibo una llamada de teléfono suya, corta y directa: "Hola Pedro. A mediados de marzo hacemos la primera "Con" en Zaragoza... ¿Cuál es el título de tu charla? Bueno, te lo piensas y mañana me dices. Chao."


¿Dudas? Ninguna: al suelo directo, las piernas no me sujetaban. ¿Yo en una Con? Es cierto que en septiembre del año pasado en el Hacking Solidario de la AlbahacaCon me dejaron un hueco... ¡pero era "otro nivel"! Un Hacking Solidario, amén de un magnífico proyecto, es un hermano pequeño de una Con, orientado a personas con menores conocimientos técnicos. Repaso mental de aquellas otras Con a las que había asistido: X1RedMasSegura, AlbahacaCon, Morteruelo; un par de Hack&Beers...


"No me veo. Es mucho nivel. Yo, si quieres, tomo notas, que disfruto, y luego escribo algo divertido..." empecé diciendo. "Tonterías. ¿Cuál es el título? Hablas de lo que sabes, de lo que crees que se necesita hablar y lo harás genial... Venga, el título que hay que subirlo ya a la web". Ni comodín de público, ni de llamada telefónica ni del 50%. Ya. "Don't hack Dad, y que sea lo que Dios quiera."

Y quiso. Y el sábado me encontré en la CONPilar luciendo una camiseta negra ¡de "hacker"! como los de las series de televisión americanas, que tenía que subir, conmigo dentro, a un escenario por el que antes habían pasado tres "monstruos" de la ciberseguridad y por el que después pasarían otros seis. Nueve, a cuál más GRANDE, entre los que me habían metido.

Eso sí que era un marrón, y no el del principio. Cierto es que llevo unas cuantas charlas dadas, pero mi auditorio habitualmente tiene menos de la cuarta parte del que el sábado había, y yo suelo representar un cambio en la rutina escolar diaria, lo que me da una cierta ventaja. Pero el sábado no fue así: partía de igual a igual entre vosotros a quienes admiro, y frente a un público más exigente y a quienes dudaba pudiera aportar algo. Entre ellos, entre vosotros, hubo algunos a quienes sí aprovecharon las nociones que traté de transmitir y, lo que me reconfortó un poco mucho tras terminar y ante lo defraudado que me sentí conmigo mismo, otros que me hicisteis un par comentarios no ya sobre cómo lo había hecho sino sobre el fondo, sobre la intención de la charla. ¡Joder! Qué buenos sois también los asistentes, que leéis entre líneas.

Y todo este rollo macabeo es sólo para deciros ¡gracias! a los que me dejasteis estar entre vosotros y sentirme uno más de esta gran familia a la que me siento aún más unido; a los que no huisteis antes, durante ni después de mí y disfrutasteis de quienes venían después (y se positivamente que no era solo por la cerveza); a los amigos y familiares que me apuntalasteis con vuestra presencia y, por supuesto, a aquellos que, material y -hay que reconocerlo- económicamente, lo habéis hecho posible.


¡GRACIAS!

No hay comentarios: